Ajo
La tierra natal del ajo es generalmente reconocida como Asia Central, pero desde hace mucho tiempo se ha cultivado en muchos países, como Egipto y la antigua Grecia. Muchos ritos y leyendas de diversos pueblos están relacionados con el ajo. Así, en el antiguo Egipto, los trabajadores que construían las pirámides se veían obligados a comer ajo para mantener la salud y las fuerzas físicas. En Europa, el ajo se aplicó para tratar la peste durante las epidemias. En Inglaterra, el ajo se ataba a los pies de los enfermos de viruela, creyendo sinceramente que ayudaría a curar. En la antigua Grecia y Roma, el ajo se aplicaba para ahuyentar las fuerzas oscuras y los espíritus malignos. Incluso hoy en día, ancianos residentes de Grecia, China e Israel después del nacimiento de su nieto le dan un diente de ajo, para proteger al niño del mal de ojo.
Uso del ajo
Se cree que el ajo ayuda perfectamente en los trastornos nerviosos. Además, ralentiza los procesos de envejecimiento y prolonga la vida. Leyendas similares tienen lugar, sobre todo, porque el ajo no se estropea sorprendentemente durante mucho tiempo y es capaz de conservar la humedad y la frescura durante meses, a diferencia de otras verduras que pierden su aspecto horas o días después. Pero los rumores sobre las propiedades milagrosas y los beneficios sin precedentes del ajo no son en absoluto exagerados.
El valor calórico del ajo cuando se consume con moderación es bajo. Una sola cabeza contiene solo 4 calorías y carece por completo de grasas y carbohidratos. El azufre, que forma parte del ajo (es el que le da un sabor específico) reduce la presión arterial, sirve para prevenir el cáncer de estómago. El olor al ajo lleva muchos siglos sin dar descanso a la gente, incluso los grandes escritores le rinden homenaje en sus obras. Así, por ejemplo, A. Dumas escribió: «El olor al ajo lo sienten perfectamente todos, excepto los que lo han comido». Y después de todo, para devolver la frescura a la respiración, solo basta con masticar las hojas de perejil, o las semillas de cardamomo o canela.
El ajo es un antibiótico natural que ayuda a prevenir las complicaciones causadas por el resfriado común y la gripe. El ajo contiene una gran cantidad de micronutrientes diversos - sodio, calcio, potasio, hierro, fósforo, magnesio, etc. Además, en el ajo están presentes vitaminas del grupo B, C, P, D, fitonácidos, aceites esenciales.
El ajo mata una enorme cantidad de bacterias diversas. El ajo contiene cantidades significativas de selenio y algunas otras sustancias relacionadas con los antioxidantes, por lo que el ajo tiene una propiedad sorprendente e invaluable: es capaz de ralentizar el desarrollo y la propagación de células cancerosas en el cuerpo humano.
Los estudios han reconocido que el ajo es un complemento muy útil para la dieta, ya que es capaz de reducir el colesterol.
Daño al ajo
A pesar de todas las propiedades beneficiosas del ajo, es un vegetal bastante tóxico. Los sulfuros que lo componen son capaces de afectar negativamente la salud humana, causando dolor de cabeza, dispersión de la atención, lentitud de la reacción. Además, el ajo está contraindicado en personas con enfermedades del tracto gastrointestinal y del sistema cardiovascular. El daño del ajo se manifiesta en reacciones alérgicas, por lo que con intolerancia individual, vale la pena abandonarlo.
Y la última observación relacionada con el consumo de ajo en los alimentos es que se recomienda moler con un cuchillo en lugar de presionar con prensas especiales, mientras que el sabor se manifiesta mejor y se conserva el beneficio del ajo - «el rey de las especias», según la nota acertada de Pitágoras.
ajo 149 kKal
Valor energético del ajo (Proporción de proteínas, grasas, carbohidratos - bj):
Proteínas: 6.5 g (~ 26 kKal)
Grasas: 0.5 g. (~ 5 kKal)
Carbohidratos: 29.9 g. (~ 120 kKal)
Relación energética (b'zh|u): 17%|3%|80%