
Los filetes de pollo se lavan bien en agua corriente, eliminan el exceso de grasa, trapos, venas y se secan con una toalla de papel. Al fondo del recipiente, en el que se rellenará la pechuga, se rellenará con una cuchara de sal, se colocarán los filetes, se dormirá encima con la sal restante. Retire la pechuga durante 12 horas en el refrigerador.